No sé si ha sido más loco en lo personal o en lo profesional. Pero que este año ha hecho que se tambaleen los cimientos de mi cerebro, es una realidad. No sé por donde empezar. Pero supongo que lo profesional ha afectado a mi vida personal, y de algún modo, mi vida personal se ve plasmada en la mayoría de mis dibujos libres. ¿Dibujos libres? Me refiero a los dibujos que hago por amor al arte, que no van a salir en ningún sitio, salvo en mis redes sociales o en mi Behance.
He sacado la cuenta, y este año he gastado 15 libretas, ¡15! en dibujos que no van a ninguna parte. Unas 600 ilustraciones-dibujos-garabatos solo para desahogarme. Eso es lo que puedo enseñar y os he enseñado a lo largo del año en este blog.
Pero luego están las de verdad. Las que me dan de comer, y que no os podré enseñar hasta la primera mitad de 2017, cuando comiencen a publicarse. Porque 2016 ha sido el año en el que he entrado en el mundo editorial, y según me dice mi editora, por la puerta grande, directo a primera división. La cuestión es si en primera división ganaré títulos, o pelearé por no bajar a segunda.
Pero bueno, hablemos de este año. Quiero destacar dos cosas. La primera es mi evolución, y no hablo de que sea un Pokémon, sino de la mejoría que he experimentado dibujando. He tenido jornadas de dibujar durante 16 horas seguidas. Y he dedicado unas 800 horas al libro que saldrá en abril de 2017, entre la fase de diseño de personajes y entornos, hasta tener las ilustraciones terminadas, que serán casi 100. Esto, unido a la exigencia de mi escritor, exigencia que me gusta mucho, ha hecho que haya tenido que perfeccionar mi técnica, mi estilo, y mi rapidez a la hora de dibujar y pintar. Los resultados los veréis en pocos meses. Pero estoy muy agradecido por este aprendizaje, ahora me siento capaz de dibujar cualquier cosa, y eso es algo genial.
La segunda cosa que quiero destacar y que para mi supuso una alegría enorme, fue ser nombrado por la publicación Luerzer's Archive, uno de los 200 mejores ilustradores del mundo. Ahí queda eso. Ni de lejos creo que esto sea así, pero ahí está y eso es algo que quedará para siempre. Digo que no creo que esto sea así, porque joder, solo hay que buscar un poco para darte cuenta de que como mucho estoy entre los 20.000 mejores. Pero ya sea sea por mi estilo, ya sea por los temas que trato, ya sea porque esto es una lotería y me ha tocado, ahí estoy, y encima ahí estoy después de que en 2013 también me nombrasen uno de los 200 mejores artistas digitales del mundo. Casi ná.
Por lo demás, he visto como mis hijos, los Mutant Busters, estrenaban su serie con éxito en Neoxkidz en España, y en Netflix a nivel mundial. Así que en lo profesional no puedo quejarme. Estoy feliz de lo conseguido, y espero que 2017 sea mi mejor año hasta la fecha. Puede que mi vida no sea perfecta, ni mucho menos fácil, pero dicen que el que siembra recoge. Y he sembrado mucho, con mucho trabajo, y espero que todo eso de sus frutos. También he sembrado cosas que espero que no crezcan jamás, pero sea como sea, lo bueno y lo malo lo he provocado yo, y habrá que aceptarlo tal y como venga.
Creo que nunca he sido una persona al uso. Nunca he hecho las cosas del modo en que se suelen hacer. Mi escritor dice que lo mejor que tengo, es que no sé dibujar. Sé que lo dice con cariño, que se refiere a que no hago las cosas como se supone que tengo que hacerlas, y por eso, el resultado tampoco es nunca el convencional. En mi vida personal, me temo que sucede lo mismo. Igual que no sé dibujar, no sé como ser una persona normal, ni sé como hacer las cosas normales. Pero soy así, y o me quieres como soy, o bueno, hay miles de ilustradores/personas que hacen las cosas como se supone que hay que hacerlas. Pero eso si, seguro que son más aburridos.
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